De entre los pocos tesoros que aún quedan por ser descubiertos en Europa aún resiste Eslovenia. Y lo hace reafirmándose como destino poco conocido, apenas masificado y cargado de joyas ocultas en el corazón de los Balcanes. ¿Y sabéis qué? Que nos gusta que así sea. En estos tiempos tan globalizados donde internet y sus tentáculos son capaces de llegar hasta el último confín del universo, agradecemos que el turismo de masas siga pasando de puntillas por esta nueva república salida de la antigua Yugoslavia conservando aún su esencia y su marcada personalidad.
Parece mentira que un país tan pequeño pueda reunir tantos atractivos a nivel de naturaleza, patrimonio cultural-artístico y que su diversidad paisajística nos transmita la sensación de estar haciendo un tour completo por muchos de los países centroeuropeos sin salir realmente de sus fronteras
Si te gusta salirte de los circuitos convencionales, el senderismo y los kilómetros al volante no te pesan (porque os adelantamos que van a ser muchos), enhorabuena porque esta es tu expedición
Nuestra aventura, tras recoger los vehículos de alquiler que nosotros mismos conoceremos, comenzará por Ljubiana, su manejable capital llena de vida.
El castillo levantado sobre una colina adyacente destaca sobre el resto de edificios de la urbe, pero su ayuntamiento gótico y los puentes que cruzan el río Ljubjanica vertebrando a la ciudad en dos comparten protagonismo con el primero.
Otra de las visitas innegociables durante nuestra estancia en la capital eslovaca será el barrio underground de Metelkova, un área urbana que aglutina el ambiente más artístico, cultural, creativo, intelectual y alternativo de la ciudad.
Los murales de sus fachadas pintadas de colores llamativos o las muestras de arte transgresor apreciables en cada esquina nos harán recordar dónde estamos desde nuestros primeros instantes allí.
Los enamorados del verde tienen muchos motivos para festejar y es que nos vamos a atiborrar de naturaleza
El Valle de Logar será una de las primeras tomas de contacto que tengamos con la flora y fauna del país. Su carretera panorámica abriéndose paso entre verdes prados y flanqueado por montañas nos dejarán perplejos. Llevaremos a cabo alguna ruta de senderismo de carácter moderado.
Pero será sólo el aperitivo que anteceda a las numerosas cascadas, páramos y miradores repartidos a lo largo y ancho de este paraje natural que pareciera hubieran sacado del mismísimo Jardín del Edén.
Uno de los platos fuertes del viaje será sin lugar a dudas el Lago Bled, que probablemente todos hayamos visto alguna vez en el salvapantallas del ordenador o entre los folletos del escaparate de alguna agencia de viajes pero al que no le poníamos nombre.
Y es que el Lago Bled es la imagen más icónica del país si nos tuviésemos que quedar con una sola. Ese islote flotante coronado por la espigada iglesia de la Asunción de María “flotando” en el centro de un lago glaciar y rodeado de exuberante naturaleza conforma una escena con un magnetismo capaz de cautivar al viajero más exigente.
Como “pueblear” es otro de nuestros fuertes, os hemos preparado una selección por algunos de los pueblecitos más coquetos de toda la geografía eslovaca para que nos traigamos de vuelta una visión global y objetiva de todo lo que este joven país representa.
Entre algunos de los pueblos de corte medieval más bonitos que hemos elegido para visitar se encuentra Skofja Loka, un caramelito conservado de óptimas maneras. Su Puente de Piedra y la Iglesia de los Capuchinos serán algunos de los “imprescindibles” durante nuestra visita allí.
Velika Planina, nos dejará prendados. A este pueblo de pastores perdido en la alta montaña y levantado sobre una cima de 1600 metros llegaremos tras una larga travesía de coche+teleférico+telesilla.
Alucinaremos literalmente con sus tradicionales casas de madera de enormes y llamativos tejados conocidas por el nombre de “bajtas”. Los conceptos paz y silencio alcanzarán todo su significado aquí, donde tanta tranquilidad sólo se verá alterada por el mugido de alguna de las vacas pardas que campan a sus anchas por la zona.
Kanal Ob Soči nos regalará otra de esas estampas imborrables para nuestras retinas con su Puente del Canal atravesando las aguas turquesas del rio Soca al que saludan las coloridas casas “colgantes” y que en su conjunto conforman el principal reclamo y punto de interés de la villa.
Y el último que te mencionaremos será Kranjska Gora, haciendo frontera con Asutria e Italia a la vez. Se trata del típico pueblo alpino que se pasa de bonito tanto por su arquitectura, como por el bucólico paisaje que lo rodea y que parece sacado del relato infantil de Heidi.
La Capilla Rusa que está en sus proximidades es uno de los monumentos de estilo ortodoxo más bellos de este estilo de todo el país, tanto por su arquitectura como por su enclave.
Y llega el momento de adelantaros la que, para nuestro juicio será una de las zonas que más os fascinen de todo el circuito (A nosotros la que más). Hablamos del Valle del Soca, una reserva natural bañada por el río Esmeralda que se ubica dentro del P.N. de Triglav y flanqueada por los mismísimos Alpes Julianos.
Una borrachera de naturaleza que estará en todo su esplendor allá por mediados del mes de octubre, cuando nuestra visita tenga lugar con los tonos más ocres de la paleta de color anunciando la inevitable llegada del otoño. Disfrutaremos de agradables caminatas a pie intercaladas con desplazamientos en coches dentro del parque.
Aquí disfrutaremos de la cascada más alta de Eslovenia conocida como la Cascada de Boka, con una caída de nada menos que 140 metros de altura.
Su Gran Cañón (Great Soca Gorge) formando un desfiladero de 750 m de largo y 15 metros de profundidad.
Cruzaremos numerosos puentes colgantes y buscaremos los mejores lugares “con vistas” para montar un picnic de esos que nos encantan.
Si te gusta la fotografía sólo podemos decirte que liberes la memoria de tu teléfono móvil o de tu tarjeta SD ya que no vas a dar a bastos. Rincones tan instagramables como la Iglesia de Jamnik en su solitaria colina hacen las delicias de fotógrafos de todo el mundo que acuden a este cautivador paraje para inmortalizar una de las puestas de sol más bonitas de los Balcanes. Y allí estaremos nosotros para enseñártela.
¿Pero qué decir del Lago Bohinj? Menos conocido, pero más espectacular si cabe que su hermano el Lago Bled.
Y ya no te vamos a revelar más ya que nos gusta dejar sorpresas en el tintero.