Italia, esa cantera inagotable de regiones “top”, un país que nos convence siempre por innumerables razones para volver a base de su irresistible catálogo de destinos atractivos. Ya estuvimos en Puglia, La Toscana, La Costa Amalfitana, Cinqueterre o Los Alpes Dolomitas entre otros, y son Los Grandes Lagos del Norte los que ahora os presentamos como enésima propuesta transalpina sin bajar un ápice el listón al que este país nos tiene acostumbrados.
Imagínate un lugar donde el agua es tan cristalina que refleja los majestuosos Alpes, donde la brisa acaricia tu rostro mientras caminas por sus estrechas calles empedradas rodeadas de villas históricas, jardines exuberantes y glamour por doquier. Ese lugar existe, y se llama el Lago di Como.
Ubicado en el norte de “la bota”, en plena región de Lombardía, el Lago di Como es uno de los destinos más exclusivos y pintorescos de Europa, ideal para quienes buscan combinar belleza natural, tranquilidad y cultura. Este lago, famoso por su forma en «Y» invertida, está rodeado de pequeños pueblos encantadores, cada uno con su propio carácter y encanto.
Comenzaremos nuestra expedición en “Como”, la ciudad que da nombre al lago. Aquí, pasearemos por su casco antiguo, admiraremos la imponente Catedral de Como y disfrutaremos de un delicioso café en una de las plazas más hermosas de la región.
Desde Como, tomaremos un barco hacia Bellagio, conocido como «la perla del lago». El paseo nos regalará unas vistas impresionantes que harán que el trayecto se nos pase volando.
Este pintoresco pueblo se asoma al agua desde una colina, ofreciendo vistas espectaculares y calles estrechas llenas de boutiques y restaurantes con vistas panorámicas.
Otro de los destinos imperdibles es “Varenna”, un pequeño y romántico pueblo en la costa oriental. Su abundante decoración floral, su emblemático Paseo del Amor, sus casas de colores vibrantes, sus jardines flotantes y su castillo medieval lo convierten en el lugar perfecto donde pasar una tarde inolvidable
También hemos incluido entre nuestras propuestas el elegante pueblito de “Lenno”, famoso por acoger la lujosa Villa del Balbianello, un palacete histórico que ha sido escenario de numerosas películas como la de alguna entrega de Star Wars, otra de la saga de James Bond o la aparición más reciente de esta en un spot de George Clooney donde anunciaba el conocido café en cápsulas Nespresso.
Pero este viaje no es solo una escapada más, sino una inmersión en la belleza más pura de Italia, donde la historia, el arte, la naturaleza y la gastronomía se combinan para ofrecernos una experiencia única. Prueba de ello será la pasta y las pizzas que degustaremos en algunas de los ristorantes o trattorias más populares de la zona situadas en rincones estratégicos de cada pueblecito o aldea.
Nuestra siguiente parada será en el lago más grande de Italia, que no es otro que el vecino “Lago di Garda”, enmarcado por los Alpes y a medio camino entre Milán y Venecia, aunque más próximo a ciudades como Verona, Trento y Mantua. Con su longitud de más de 50 km de largo y una anchura de casi 17 km en algunos de sus tramos, lo dejan sin competidor.
En algunos puntos, este alargado lago parece un mar tranquilo, en otros, un paisaje vertical desafiante. Lo cierto es que gustó siempre mucho a la aristocracia, primero por su microclima, pero también por sus aguas cristalinas y su exuberante vegetación, y, especialmente, por los pintorescos pueblitos medievales que se asoman a él, en los que levantaron bonitas villas.
Son 24 las localidades que circundan al lago (además de 8 islas), pero lo que parece una opinión unánime es que el pueblo medieval de “Malcesine” es el más bello del entorno al que sin lugar a dudas dedicaremos varias horas.
Desembarcar en él es como hacer un viaje en el tiempo mientras se pasea por su casco antiguo de calles adoquinadas y laberínticas y se llega a su encantador puerto. Enmarcado por el Monte Baldo, al que accederemos en funicular para disfrutar de una de sus mejores panorámicas del lago y aledaños desde las alturas.
Otro de los pueblos que nos enamoraran desde una primera instancia será “Sirmione”, también conocido como la “Venecia medieval”. Este pintoresco pueblo, ubicado en una península que se adentra en el lago, destaca por su rica historia, arquitectura medieval y encantadoras calles empedradas.
Su Castillo de Scaliger, una fortaleza del siglo XIII con un envidiable nivel de conservación nos dejará perplejos. Su coqueto puerto interior y sus transitados canales nos transportarán a sus años de auténtico esplendor y apogeo.
Y como para las fechas en las que estaremos visitando la zona ya apretará el calor con fuerza, será buen momento para darnos un chapuzón en algunas de las playas fluviales que este lago alberga.
Y entre las numerosas opciones que la comarca nos ofrece nos hemos quedado con la que quizás sea la más atractiva: La Playa de Jamaica, rodeada de frondosa vegetación bañada por aguas cristalinas que servirá como colofón para una jornada tan intensa como a las que os tenemos acostumbrados.
El último bloque de nuestro viaje lo dedicaremos a saltar al país Helvético, más concretamente a la zona fronteriza del Valle de Maggia, ubicado en la región o cantón de Ticino. Todo un paraíso natural para los amantes del verde en la cara sur de los Alpes Suizos.
Visitaremos algunas de las aldeas más coquetas de la zona haciendo especial hincapié en Foroglio, una de las pocas joyas perdidas que siguen quedando en Suiza.
Sus casas de piedra tradicionales, su remota ubicación y su cascada con una caída de 110 m de altura como guinda del pastel a este locus amoenus, lo convierten en un auténtico escenario de cuento de hadas donde pasearemos y disfrutaremos olvidándonos del reloj por unas horas.
Después de una moderada ruta de senderismo que os tenemos preparada, visitaremos “Lavertezzo”, otra bucólica aldea de ensueño que destaca por su archi conocido puente de piedra medieval o “Ponte dei Salti” de dos arcos constituyendo uno de los puentes más emblemáticos de todo el país.
Este fotogénico puente atraviesa el cristalino río Maggia dejando unas estampas imborrables para la retina a su paso.