Sri Lanka, ya tocaba…Por otros conocida como la antigua Ceilán o incluso como la Perla del Índico, esa que se desprende de la India a modo de lágrima para dar forma a un país joven, de turismo emergente, que se está desarrollando a pasos agigantados pero que cuenta con una gran personalidad por sí sola y con una oferta de propuestas sorprendente.
Sri Lanka lo tiene todo: vegetación a raudales, playas tropicales, un crisol de religiones conviviendo bajo un mismo sol, parques nacionales, una diversidad de fauna inimaginable, una rica gastronomía, gran patrimonio cultural, y una gama de atardeceres con todas las tonalidades de la paleta de color, que la convierten en uno de los destinos más exóticos y variopintos del planeta.
Como todo viaje a Asía meridional que se preste, la improvisación y la aventura están garantizadas desde minuto uno y están puestas desde el inicio a merced del viajero. Tanto en estas latitudes como en el Sudeste Asiático resultan muy sencillas las contrataciones en el terreno, el regateo y las negociaciones con los locales, y así lo haremos nosotros también para sumergirnos de lleno en la cultura.
De este modo cobrará todo más autenticidad y dejaremos que el viaje fluya a lo “Pekín Express” sintiéndonos aún más libre si cabe en nuestras vacaciones. Habrá veces que contratemos minivans para desplazarnos de un lugar a otro de la isla, taxis de colores o los tradicionales y divertidos tuk tuk o rickshaws para desplazarnos de un lugar a otro… Momentos en los que improvisemos comidas en los típicos mercados o puestos callejeros o ratos en los que el calor apriete y decidamos darnos un chapuzón en una playa o cala que no estaba contemplada pero que así lo ha terminado decidiendo el grupo.
Pero si hay una cosa que destaca por encima del resto en Sri Lanka es la sonrisa de sus habitantes que parece estar siempre dándole una calurosa bienvenida al visitante. El carácter afable y generoso de su gente hace que en ningún momento nos sintamos extraños y a pesar de la humildad destaca la naturaleza más que generosa de todos los habitantes de esta isla asiática.
Lo bueno de sus pequeñas dimensiones, es que estas hacen que sea un país perfectamente abarcable para una expedición de 10 – 12 días de duración, en la que no dejaremos nada de lo considerado atractivo por visitar.
Habrá tiempo para hacer visitas culturales y de carácter religioso como a la Ciudad Antigua de Polonnaruwa o al Templo Dorado de Dambulla y dejarnos sorprender por esos enormes y adorados budas que tanto nos llaman la atención a los occidentales.
Y es que, aunque el budismo se presenta como la religión predomínate, también existe una minoría hinduista en el país, otra católica y otra musulmana, que lejos de suponer un problema de convivencia, todas ellas son capaces de convivir dentro de un mismo territorio proporcionándole un aire de más magia y espiritualidad al ambiente en el día a día local.
En nuestra visita a Sri Lanka nos bañaremos en sus playas paradisíacas de “Tangalle”, “Mirissa” o “Arugam Bay” entre otras, que nos darán un aire a las costas caribeñas o australianas por sus grandes arenales blancos, sus palmerales y por estar siempre concurridas por los amantes del surf. ¡¡Oceáno Índico en estado puro!!
El contraste entre tradición y modernidad se lo darán sus “pescadores zancudos” o bañistas de la zona ataviados con sarongs o pañuelos cubriéndose el cabello frente a los turistas o surferos procedentes de muchas partes del mundo que viajan a Sri Lanka en busca de la ola perfecta y que harán las delicias de curiosos y amantes de la fotografía.
Nos iremos de safari a bordo de un jeep acompañados por un guía local en el “P.N. de Yala” en busca de leopardos, búfalos y un sinfín de animales. Todo un lujo poder disfrutar de una actividad más común en otras latitudes del mundo como en el áfrica subsahariana, pero en el otro confín del planeta.
Subiremos la impresionante Roca del León en Sigiriya, uno de los epicentros y lugares religiosos más emblemáticos de todo Ceilán , considerada Patrimonio de la Unesco y desde la cual obtendremos las mejores vistas posibles de toda la selva.
Visitaremos el Orfanato de Elefantes de “Pinnawela“ y podremos verlos campar a sus anchas y disfrutar del agua en su verdadero hábitat.
Llevaremos a cabo uno de los trayectos en tren más bonitos y destacados del mundo subiendo a bordo del ferrocarril que atraviesa las Tierras Altas, dejando a nuestro paso frondosas montañas y campos de té en terrazo que nos llevarán desde “Ella” hasta “Kandy”, antigua colonia inglesa que al día de hoy sigue conservando el esplendor de sus días dorados en muchos de sus majestuosos edificios.
¿El resto? Tendrás que venir para conocerlo 😉